ENGAÑÓ A LA MUERTE SIETE VECES Y GANÓ LA LOTERIA




¿Cómo llamaría Usted a un hombre que ha logrado engañar a la muerte siete veces y además ganó la lotería? Esta es la historia de Fran Selak, "Hombre más afortunado del mundo", un profesor de música de 81 años de edad, de Croacia. 

La vida que el señor Selak ha vivido es bastante extraordinaria. Anoten: sobrevivió a un accidente de avión, varios choques de autos y trenes y otros desastres como caerse de un avión a través de una puerta abierta en plano vuelo y aterrizar en un pajar. Y por si fuera poco, la cereza del postre: el mismo día de su quinto casamiento, Selak ganó 600.000 libras (casi 1 millón de dólares) en la lotería.

El primer roce de Selak con la muerte (o con la suerte) llegó cuando el tren en el que viajaba de Sarajevo a Dubrovnik en 1962 descarriló y cayó en un río helado. Mientras que 17 personas se ahogaron en el accidente, Selak se escapó con un ataque de hipotermia, algunos moretones y un brazo roto.

La segunda vez fue sólo un año más tarde, en su primer y único vuelo de Zagreb a Rijeka. La puerta de la cabina se abrió y varios pasajeros, él incluido, salieron volando. 19 personas murieron, pero Selak aterrizó en un pajar.

En 1966, viajaba en un autobús que se cayó en un río. Cuatro personas se ahogaron, mientras Selak nadó hasta la orilla con algunos cortes y magulladuras.

En 1970 tuvo su cuarto accidente casi fatal. El coche que conducía se incendió en una autopista. Por suerte pudo huir antes de que el tanque de combustible explotara. Sólo tres años después, su coche le dio problemas otra vez. La bomba de combustible defectuosa roció gasolina sobre el motor caliente, prendiendo una llama a través de las rejillas de ventilación. Esta vez, perdió la mayor parte de su cabello, pero el resto de su cuerpo resultó intacto.

Sus accidentes sexto y séptimo ocurrieron en años consecutivos: 1995 y 1996. En el 95 fue atropellado por un autobús en Zagreb, pero sufrió sólo heridas leves. Y en el 96, un camión fue directamente hacia él cuando conducía por un camino de montaña. Al tratar de evitarlo rompió la barrera y cayó por un precipicio de 100 metros. Afortunadamente pudo saltar fuera del coche y aterrizar en un árbol, mientras que su auto chocó y explotó.

"Nunca pensé en la suerte de sobrevivir a todos mis roces con la muerte. Pensaba que era mala suerte ser parte de esos accidentes, en primer lugar", declaró Selak, quien hasta hace poco, era dueño de una casa de lujo en una isla privada y una gran fortuna. Pero el mismo afortunado cuenta que "el dinero no puede comprar la felicidad", así que vendió su casa, regaló gran parte de su dinero a su familia y amigos y regresó a su antiguo hogar, una modesta vivienda en Petrinja, al sur de Zagreb, en el centro de Croacia. La única parte de su fortuna que guardó para sí mismo fue para pagar una operación de reemplazo de cadera y la construcción de un santuario dedicado a la Virgen María como una forma de agradecimiento por su suerte. Ahora disfruta de su vida con su esposa en su humilde hogar.

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