Chistecitos del fin de semana





UN POQUITO DE HUMOR ; Después de 30 años de casados, una pareja estaba
acostada en la cama una noche cuando la esposa sintió a su marido
acariciarle de una manera que no lo había hecho en bastante tiempo.
Sus caricias eran muy sensuales, empezando por la nuca hasta llegar a su espalda. 
Después acarició sus hombros, bajando lentamente hacia
sus senos y parando justo después de su ombligo.
Después puso su mano en el interior de su brazo
izquierdo, acariciando el lado de su seno, bajando por su costado,
sobre la nalga, hasta llegar a la pantorrilla.
Siguió hacia arriba por el interior de su pierna
parándose en la ingle.
Repitió las mismas caricias en el lado derecho y de
repente paró, se dió vuelta y se puso a ver televisión.
La esposa, que estaba muy excitada, le dijo, con una voz muy dulce:
- "Lo que estabas haciendo estaba maravilloso... ¿por qué paraste?"
Y él respondió:
- " Ya encontré el control remoto de la tele"!!




La maestra en el salón de clases le dice a sus alumnos:
A ver niños, díganme qué parte de mi cuerpo les gusta más, y yo les voy a adivinar qué es lo que van a ser cuando sean grandes.
A ver Juanito, ¿qué te gusta más de mi cuerpo?
Su pelo, maestra.
La maestra le responde, entonces tú vas a ser peluquero cuando seas grande.
A ver Luisito, a ti, ¿qué te gusta más de mi cuerpo?
Sus ojos, maestra.
¡Ahh!, entonces tú vas a ser oculista Luisito.
A ver Diego, ¿y a ti?
A mí me gustan sus dientes, maestra.
Muy bien, entonces tú serás dentista cuando seas grande Diego.
A ver Pepito, ahora dime tú lo que más te gusta de mí.
Yo para qué le digo maestra, acabo de descubrir que quiero ser lechero.





















Un chino, un dominicano y un americano en las puertas del cielo con San Pedro.
Os haré una prueba, le dice San Pedro, os dejaré entrar si sois capaces de tirar algo al suelo y que llegue antes de que el demonio lo coja.
El americano que se pone a pensar y pide un bate de beisbol y una pelota. Se concentra y la tira con tanta fuerza que en un segundo le pierden la vista a la pelota.
El demonio como un rayo, la coge al vuelo.
El chino, habilidoso jugador de pingpong, pide una mesa para sorprender al demonio con su lanzamiento.
Antes de que el dominicano y el americano puedan darse cuenta, lanza la pelota sin dejar rastro, pero el demonio de nuevo vuelve con la pelota.
El dominicano que no tiene ninguna habilidad, observa al demonio, se agacha y lanza un peo (pedo)
Venga listo! Coge eso si eres capaz!
 



































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