Chistesitos de la semana
El marido llega a las tres de la mañana, entra en la habitación y se encuentra a su mujer en una pose muy sensual, y le dice:
- Cariño, desabrocha mi blusa y déjala sobre la cama.
El marido lo hace sin rechistar, una vez acaba la mujer le da otra orden:
- Mi amor, ahora quita el sostén y ponlo en la silla.
Por supuesto cielo ¿algo más?
- Si, deja mi falda en el armario y mis medias en el suelo.
Cuando el hombre acaba de hacer todo lo indicado por su mujer le dice, ya está mi amor ¿alguna cosa más?
- Si, que sea la última vez que te pones mi ropa.
Petra era una católica devota. Se casó y tuvo 17 hijos.
Poco después de que naciera su último hijo, su marido murió.
Algunas semanas después, se volvió a casar, y en los años siguientes tuvo otros 22 hijos con su segundo esposo.
Después de nacer el último hijo, su segundo marido también murió. Antes de transcurrido un mes, Petra lamentablemente se enfermo y murió.
El Cura miró piadosamente a Petra en su ataúd, miró hacia el Cielo y dijo: "Finalmente se juntaron".
Un hombre que estaba cerca del Cura pregunto:
- Perdón, Padre: ¿Ud. se refiere a Petra y su primer marido, o a Petra y su segundo Marido?
Y el cura respondió:
Me refiero a sus piernas, hijo. Me refiero a sus piernas!
Poco después de que naciera su último hijo, su marido murió.
Algunas semanas después, se volvió a casar, y en los años siguientes tuvo otros 22 hijos con su segundo esposo.
Después de nacer el último hijo, su segundo marido también murió. Antes de transcurrido un mes, Petra lamentablemente se enfermo y murió.
El Cura miró piadosamente a Petra en su ataúd, miró hacia el Cielo y dijo: "Finalmente se juntaron".
Un hombre que estaba cerca del Cura pregunto:
- Perdón, Padre: ¿Ud. se refiere a Petra y su primer marido, o a Petra y su segundo Marido?
Y el cura respondió:
Me refiero a sus piernas, hijo. Me refiero a sus piernas!
El chico gitano que está hablando con su abuela:
Tata..., necesito un reló...
¿Pa" que quiere un reló m"hijo...? en el campo ni falta que hace,
pué...!
No tata, no...; lo quiero pa cuando salgo por las nochecitas con la Martita...
¡Pero m"hijo, tú conoce los luceros de la noche...! tú puede leer
la hora en ellos...
¡No tata, no...! Mire, en las nochecitas questán reestrelladas, caminamo de la mano, oigo re-bién los grillos, oigo como las plantitas se mueven con el viento... La Martita huele a jabon y
yerbas silvestre... Tonce nos sentamo a la oriyita"el rio, tata...! La empiezo a besar... le acaricio su carita, sus hombros, tata..! Tonces rodamos por el pasto tata...! Quito su ropa, sus enagüas, todito tata...! nos quedamo en cuero", tata, y ya cuando la luna ilumina su cuerpo, me subo encima d"eya, la beso en el cueyo...; ella respira juerte, gime, se queja, jadea y tonce me dice... "damelaora...!, ¡Juan....damelaora...!
¡Y yo sin reló, tata...!
Tata..., necesito un reló...
¿Pa" que quiere un reló m"hijo...? en el campo ni falta que hace,
pué...!
No tata, no...; lo quiero pa cuando salgo por las nochecitas con la Martita...
¡Pero m"hijo, tú conoce los luceros de la noche...! tú puede leer
la hora en ellos...
¡No tata, no...! Mire, en las nochecitas questán reestrelladas, caminamo de la mano, oigo re-bién los grillos, oigo como las plantitas se mueven con el viento... La Martita huele a jabon y
yerbas silvestre... Tonce nos sentamo a la oriyita"el rio, tata...! La empiezo a besar... le acaricio su carita, sus hombros, tata..! Tonces rodamos por el pasto tata...! Quito su ropa, sus enagüas, todito tata...! nos quedamo en cuero", tata, y ya cuando la luna ilumina su cuerpo, me subo encima d"eya, la beso en el cueyo...; ella respira juerte, gime, se queja, jadea y tonce me dice... "damelaora...!, ¡Juan....damelaora...!
¡Y yo sin reló, tata...!
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