La muerte súbita
La muerte súbita es definida como “una forma de muerte natural debida a causas cardíacas, inesperada en el tiempo y en su forma de presentación”.
La falta de riego sanguíneo a las células cerebrales causa en éstas una pérdida de sus funciones, lo que conlleva la aparición de una pérdida de conocimiento, el cual es el primer síntoma de muerte súbita. La persistencia de la falta de riego lleva a la destrucción irreversible y al fallecimiento del individuo.
Cualquier situación en la que tenga lugar una falta de riego cerebral durante unos minutos derivará en muerte súbita. La principal causa de la misma es la parada cardíaca, dado que la falta de latido cardíaco implica la ausencia de flujo sanguíneo cerebral, así como una posterior pérdida de conocimiento y finalmente, la muerte del individuo.
En nuestro páis, la muerte súbita cardíaca (MSC) constituye un importante problema de salud pública. Se calcula que el 12,5% de las defunciones que se producen de manera natural son súbitas y el 88% de origen cardíaco. La forma más frecuente de fallecimiento en pacientes con cardiopatía isquémica (obstrucción del riego arterial al músculo cardíaco) es la muerte súbita. El actual estilo de vida, el estrés, la obesidad y el tabaco se han relacionado con la misma. Asimismo, cuando más impacto causa está patología es cuando afecta a un deportista. Parece incompartible pensar como jóvenes deportistas, sanos y entrenados, pueden morir de un ataque al corazón mientras realizan una actividad deportiva intensa, para la cual están preparados.
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