¿De dónde surge el mito que asegura que la vitamina C cura el resfriado?
Estoy completamente seguro que en alguna ocasión, en la que cualquiera de los lectores de esta pagina haya cogido un resfriado, alguien les ha recomendado tomar vitamina C (sobre todo zumo de naranja) con el fin de que se les cure más rápida y eficazmente.
Este, como muchos otros, no deja de ser un mito que a pesar de llevar muchos años demostrado que es falso sigue transfiriéndose de una persona a otra como si de un consejo válido se tratase.
Hace unos años era muy común que fuesen nuestras madres y abuelas las que nos dijesen esos remedios que creían infalibles para curar enfermedades (aunque no tuvieran base científica alguna), pero hoy en día son las redes sociales las encargadas de difundir cualquier tipo de mensaje y convertirlo incluso en viral, sin importar si se trata de un bulo o no. Lamentablemente continua habiendo demasiada gente que comparte la información sin comprobar previamente si es errónea o no.
Sobre el tema que les traigo hoy a la pagina, cabe destacar que actualmente ya existen suficientes estudios científicos en los que se ha demostrado la ineficacia de tomar vitamina C como remedio para curar o prevenir un resfriado.
Pero, evidentemente, hay un origen y un responsable directo para que durante tantísimos años nos hayamos creído a pies juntillas que realmente sí que era un buen remedio: el bioquímico Linus Pauling, quien, además de ganar el Premio Nobel de Química en 1954, puso mucho empeño en intentar demostrar las virtudes y bondades que tenía la vitamina C sobre la salud de las personas.
En 1970 Pauling publicó el libro ‘Vitamin C and the Common Cold’ (La vitamina C y el resfriado común) que alcanzó una gran popularidad, por lo que la convicción que aseguraba que era un remedio infalible quedó incrustada en la sociedad y se convirtió en el perfecto consejo que se le da a alguien cuando lo ves acatarrado.
Con el tiempo y docenas de estudios científicos realizados, se llegó a demostrar que la vitamina C puede ser buena para muchas cosas de nuestro organismo, pero no para curar o mejorar los síntomas de un resfriado. Este, como otros muchos remedios, ha basado su posible eficacia en casos puntuales y en el placebo que producía en aquellas personas que estaban convencidas de las virtudes de la vitamina C contenida en algo que tomaban (zumo de naranja, por poner un ejemplo).
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