Benjamín Franklin, el padre de la independencia de EEUU y de las gafas bifocales
Corría el año 1785 cuando Benjamín Franklin, ya octogenario, escribía en una carta:
“Utilizaba dos pares de gafas, las cuales solía intercambiar, dado que en mis viajes solía leer, pero a veces quería mirar el horizonte. Estar cambiando de gafas era un poco pesado, con lo que hice que se cortasen mis lentes en dos partes […]. De esta manera, llevando mis gafas de manera continua solamente tenía que mover mis ojos hacia arriba y hacia abajo dependiendo de si quería ver de lejos o de cerca”.
El líder de la revolución americana y uno de los padres de la independencia de Estados Unidos acababa de inventar las gafas bifocales. Además de su papel en la historia política de su país, Franklin hizo importantes contribuciones a la ciencia y fue el responsable de originales invenciones tecnológicas, entre las cuales destaca el pararrayos, y también este tipo de lentes.
En los últimos años de su vida el político e inventor sufría de presbicia, a la cual había que añadir un cierto grado de hipermetropía en sus ojos. La cantidad de dioptrías para compensar ambas ametropías era diferente, de ahí que necesitara dos tipos de gafas: unas para ver de cerca (presbicia) y otras para ver de lejos (hipermetropía). Así que pensó en dividir la lente en dos partes, una superior para compensar su hipermetropía y otra inferior para la presbicia.
En el modelo de Franklin las dos partes de la lente se sujetaban simplemente por medio de la presión de la montura. Posteriormente esta idea se mejoró. Las dos porciones, con distinta potencia, se tallaban sobre un mismo bloque de lente o, alternativamente, se utilizaban dos bloques diferentes pegados con un tipo de resina especial con buenas cualidades de transparencia.
El diseño original bifocal de Franklin evolucionó hacia otro tipo de diseños en los que la zona de la lente dedicada a la visión cercana está acotada en un segmento situado en la parte inferior y nasal. Dependiendo de la forma que tenga este segmento acotado, la lente bifocal será de un estilo, como el llamado de tope recto o en forma de D, o de otro con un segmento redondo en el que la línea de delimitación es un círculo. Los segmentos en forma de D suelen utilizarse para tareas de visión cercana. Por otro lado, cuando el principal uso de la gafas es la visión lejana son más convenientes los diseños de segmento redondeado, ya que tienen la ventaja de poseer una frontera de separación entre la zona de visión lejana y cercana menos marcada. A pesar de que estos dos diseños son los más usados, el modelo Franklin, es decir, una lente dividida en dos partes por una línea recta, se sigue utilizando hoy en día, llamándose de ‘estilo ejecutivo’.
En todo caso, la vida en pleno siglo XXI se parece poco a la del político inventor. Por ejemplo, mirar la pantalla de un ordenador y escribir en el teclado, además de reconocer quién entra por la puerta, requiere ver bien de lejos, de cerca, y a distancias intermedias. Los saltos discontinuos entre las distintas zonas que ocasionan las lentes bifocales y trifocales se resuelven utilizando una superficie suave y continua en la que la curvatura de la lente vaya cambiando de manera gradual para distintas zonas de mirada. Precisamente esa naturaleza gradual de la potencia hizo que este tipo de lentes se bautizasen como lentes progresivas, una idea que estaba en la mente de muchas personas ya a comienzos del siglo XX, pero cuya tecnología no se desarrolló hasta la década de los 60.
En la actualidad las lentes oftálmicas que utilizamos en nuestras gafas siguen siendo objeto de complejos estudios en el ámbito de la óptica; su constante adaptación a los nuevos avances científico-técnicos hace que cambien continuamente y lo seguirán haciendo en los próximos tiempos.
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