La ciencia de la risa: ¿Qué pasa en el cuerpo cuando nos reímos?
La risa es algo muy especial si consideramos que los seres humanos somos la única especie que goza de este artilugio evolutivo. Los simios hacen su intento con una especie de sonrisa a medias, pero los científicos no están muy seguros si se trata de una sonrisa consciente o solo de un reflejo. Y con respecto a la hiena, mejor no engañarse: no se trata de risa, si no un alarido que sirve para comunicarse.
Después de todo, no hay nada más divertido que una buena carcajada de esas que hacen brotar lágrimas (bueno, hasta que comienzan los calambres en la cara y nos quedamos sin aire). Pero, ¿qué ocurre en el cuerpo humano cuando nos reímos? Ya te cuento.
Cuando llega la risa el cuerpo entra en una especie de caos, pero en el buen sentido. Sería mejor empezar por el principio cuando se trata de un proceso tan complejo e interesante. Antes de escuchar el “jajaja”, la broma o el chiste debe ser capaz de estimular el lóbulo frontal del cerebro, especialmente su lado derecho. Mientras el lado izquierdo interpreta las palabras y el significado del chiste, el lado derecho decide si es simpático o no. Esta área es la misma que procesa emociones, como el miedo o la ansiedad. ¿Qué sería de una risa sin la respuesta emocional de alegría?
Pero incluso antes de oír un chiste, hay una gran probabilidad de que te rías. Otros centros cerebrales relacionados con las emociones, como el sistema límbico y la amígdala, reaccionan instantáneamente cuando escuchamos el sonido de la risa de otras personas. Esto explica porqué la risa es tan contagiosa. ¿Has oído hablar de la risoterapia?
Una vez que la “computadora” del cuerpo decide que es hora de reír, comienzan a activarse un sinnúmero de músculos en varias zonas del cuerpo. Para la típica expresión facial se contraen los músculos alrededor de los ojos, las mejillas, y los labios. Para el sonido se activan la mayoría de los músculos que participan en la respiración, desde el diafragma, hasta los torácicos y abdominales.
De cierto modo, la risa es casi tan efectiva como el gimnasio. Pero ojo, cuando nos reímos demasiado ponemos a trabajar algunos músculos que no usamos a menudo, por eso sufrimos los calambres. ¿La solución? Ejercitarse más seguido, es decir, reírse a carcajadas con más frecuencia.
Sin embargo, los músculos del resto del cuerpo liberan tensión automáticamente cuando reímos. Es por eso que nos doblamos o nos reclinamos y es casi imposible caminar derecho cuando tenemos un ataque de risa.
La risa también causa un caos químico en el cuerpo. Una lluvia de endorfinascomienza a liberarse dando una inmediata sensación de bienestar. Estas sustancias también funcionan como analgésicos naturales, de manera que la risa puede disminuir el dolor, al menos temporalmente.
Una buena risa tiene el poder de activar el sistema parasimpático, la función involuntaria del sistema nervioso responsable de la relajación. Esto trae un efecto dominó de reacciones positivas en el cuerpo.
El parasimpático crea una vasodilatación generalizada, lo cual quiere decir que la sangre fluirá más fácilmente por el organismo bajando la tensión arterial y disminuyendo las probabilidades de sufrir un infarto cardíaco.
Una mejor circulación se traduce también en una mejor distribución de nutrientes y oxígeno a todos los órganos del cuerpo. Además, hay un aumento en la producción y distribución de anticuerpos. Con esto, el sistema inmune se fortalece. Las personas que ríen frecuentemente son propensas a recuperarse mucho más rápido de lesiones y enfermedades.
Ahora que ya hablamos de algunos de los cambios que ocurren en el cuerpo humano cuando nos reímos, es hora de ponerse a practicar: Un hijo le dice a su padre: "Papá, ¿qué se siente tener un hijo tan guapo? y responde el padre: "No sé, pregúntale a tu abuelo".
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