La historia de la ametralladora: El arma que cambió la forma de combatir en la guerra
Una arma que sin duda cambió la historia de las guerras, fue la ametralladora. Si bien tuvo su auge en el siglo XX y en los enfrentamientos mundiales, sus orígenes se remontan a 1718 cuando James Puckle, el inventor y abogado inglés, ideó una máquina de disparo rápido.
El arma de Puckle tenía un cilindro revolvente
que podía alcanzar unos 63 tiros en 7 minutos,
versus los 21 tiros que podía realizar un
fusilero
de la época durante el mismo tiempo. Su tiro se
producía gracias a la fuerza muscular del
cilindro, accionado por una manivela, como
consigna el sitio “Encured”. A pesar del
invento,
el proyecto no tuvo éxito y no pasó de ser un
arma de repetición, con necesidad de recarga
humana, cuyo sistema precedió no sólo a la
ametralladora, sino al revólver. En 1870 se
creó el primer modelo comercializado en los
Estados Unidos, a manos de Richard Jordan
Gatling, en 1870.
Ahora bien, este modelo dista mucho de la
máquina del británico Hiram Maxim, quien en
1884 automatizó el proceso. Con la expulsión
del chasquillo, desencadenaba la presión de
salida de los gases de proyección, para
provocar el retroceso del cañón y disparar
varias municiones seguidas. Esta es
considerada la primera ametralladora
automática.
Esta versión se extendió por todo el mundo y se perfeccionó en 1885, con su versión norteamericana, del fabricante Browning. Varios años después, en 1917, la misma empresa, lanzó un modelo que se acciona con el retroceso del cañón, siendo la ametralladora que se mantiene en la actualidad.
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