Origen de los instrumentos musicales
Origen de los instrumentos de música
Desde el paleolítico superior existen indicios que comprueban la existencia de los primeros instrumentos de música de la historia. Así, un grabado magdaleniense de la gruta de los Tres Hermanos (Trois-Fréres), en Ariége (Francia), representa a un hombre que lleva a su boca lo que parece ser un instrumento musical.
Es más, se han descubierto en excavaciones hechas en Francia y en España unas falanges de reno perforadas con hoyos circulares que pueden haber sido unos silbatos, así como un cubito de pájaro, con tres perforaciones, que se asemeja a una flauta.
Sin embargo, los historiadores musicólogos creen que el origen del arte de la música es más antiguo aún, y que, muy temprano, el hombre comenzó a practicar ritmos corporales y vocales para imitar los bailes y cantos de los animales.
El instrumento musical más antiguo que se haya encontrado data del año 3300 a.C. Se trata de una tablilla egipcia en la cual se puede ver representando a un flautista tocando este instrumento.
En efecto, la música tiene un papel importante en el Antiguo Egipto: los nobles se distraen escuchando “música de cámara”, y los flautistas marcan el ritmo de los trabajos del campo. También el ritual divino está acompañado con música instrumental, así como las procesiones religiosas y los banquetes funerarios.
La orquesta tipo en el antiguo Imperio egipcio está compuesta de un arpista, un flautista y un clarinetista. El arpa de seis o siete cuerdas es el instrumento más antiguo y apreciado. Evoluciona después hacia unas versiones de veinte o más cuerdas, a menudo decoradas con pinturas y esculturas.
Los instrumentos de música en Egipto y Mesopotamia
Los instrumentos de viento están hechos de caña o de madera. En el Antiguo Egipto, se conoce la flauta travesera, el oboe y el clarinete, a veces doble, así como la trompeta. Los ritmos están marcados por tambores y tamborines redondos, y también por chasquidos de dedos, castañuelas de madera o de marfil, por el ruido de las cuentas de los collares o incluso por unas especies de sonajas llamadas sistros.
En Mesopotamia, en donde se le atribuye orígenes divinos a la música, se ha comprobado la existencia de los primeros instrumentos a partir del III milenio a.C. Los arqueólogos han descubierto en las tumbas de las misteriosas necrópolis de Ur, vestigios de instrumentos de cuerda en madera, oro y plata, una flauta doble en plata, y unos címbalos de cobre.
En la Antigua Grecia, se conoce también desde los primeros tiempos la instrumentación musical. Como testimonio, tenemos los célebres mármoles de las Cicladas (2400-2200 a. C.), que muestran a unos arpistas y flautistas. Posteriormente, los antiguos griegos emplean una gran variedad de instrumentos musicales.
El musicólogo español Gregorio Paniagua pudo hacer la reconstitución de unos sesenta de ellos. Entre los más importantes, mencionemos la lira, el arpa, la cítara, el sistro, varias especies de flautas (entre ellas la zampoña), la trompeta, los címbalos y los crótalos (parientes de las castañuelas).
Pero, sobre todo, los griegos desarrollan una verdadera teoría musical, fundada en los intervalos de quinta, que es el origen de nuestra gama moderna. También establecen una notación vocal e instrumental de tipo alfabético.
¿Qué queda de la música de aquellos tiempos remotos? Poca cosa en realidad, aun cuando la Iglesia copta pareciera haber salvado algunas tradiciones musicales del Egipto faraónico.
El egiptólogo francés Jean Yoyotte recuerda que “el análisis de las representaciones y de los instrumentos conservados ha permitido que Hans Hickmann, quien encabezó una sociedad musical en El Cairo, reconstituyera los procedimientos de afinamiento y el juego melódico de las liras, arpas y laudes, así como las escalas de las flautas y oboes faraónicos».
La música griega acompaña a la letra
Con Grecia, el asunto es distinto en la medida en que se han conservado tratados de armonía, indicaciones de ejecución musical y algunos fragmentos de partitura musical escritos en papiros o grabados en mármol.
Es lo que ha permitido al musicólogo Gregorio Pamagua y al Atrium Musicae de Madrid reconstituir en forma extraordinaria varios fragmentos de himnos, coros y lamentos acompañados por unos sesenta instrumentos que se usaban en la época helenística, en un disco titulado Música de la Grecia antigua.
Al escuchar este disco, se verifica lo atinado del comentario que Balserna y Helmholtz hicieron en 1877 acerca del arte musical de los griegos: “… su instrumentación sólo servía para reforzar el canto, sea acompañándolo al unísono o a la octava, sea ejecutando unas variaciones más o menos complicadas entre dos cantos o incluso entre diferentes partes de un mismo canto Para ellos, la música era un arte auxiliar, destinado a acentuar el efecto de las palabras al idealizarlas”.
La música y las matemáticas
El descubrimiento de la relación entre la tonalidad y la longitud de una cuerda en vibración, generalmente atribuido a Pitágoras (siglo VI a.C.), es muy importante para la historia de las ciencias. En efecto, es la primera aplicación de las matemáticas a los fenómenos naturales en general y a la acústica en particular El experimento de Pitágoras esta descrito en el tratado de Teón de Esmima, un escritor griego del siglo II.
Pitágoras es conocido por haber descubierto la relación numérica de unos sonidos consonánticos con otros, es decir:
- La cuarta: cuya relación es 4/3.
- La quinta: cuya relación es 3/2.
- La octava: cuya relación es 2/1.
- La octava más la cuarta: cuya relación es 8/3.
- La octava más la quinta: cuya relación es 3/1.
- La octava doble: cuya relación es 4/1.
- Así como todos los demás intervalos, es decir, los que cubren sólo un tono y cuya relación es 9/8 y, finalmente, los que cubren lo que se llama ahora un medio tono, que antes se llamaba diesi (sostenido), y cuya relación es de 256 a 243.
Estudió estas relaciones basándose en la longitud y el grosor de las cuerdas, y también regulando su tensión por medio de unas clavijas o con el método más clásico que consiste en suspender unos pesos a las cuerdas.
En el caso de los instrumentos de viento, tomaba como base el diámetro de su extremidad, o la intensidad más o menos fuerte del soplo. Cualesquiera que sean los criterios elegidos para la verificación de las relaciones mencionadas, la consonancia que corresponde a la relación seleccionada será producida, si el resto de las cosas se mantienen constantes.
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