Placeres sensuales
Las mejores experiencias sexuales son aquellas que también son sensuales, las que dan protagonismo a estímulos sensoriales. La sensualidad tiene que ver con aquellas acciones con las cuales se estimulan los sentidos provocando excitación o generando placer a través de alguno de ellos. Es un modo muy fácil de impartir variedad a la relación sexual en pareja.
“Ojos que no ven, corazón que no siente”, dice el dicho popular, y la mirada es una caricia. Cuando dos personas se atraen visualmente y se acercan para conocerse, entran en juego los otros sentidos. El olfato juega un papel muy importante en la relación amorosa, ya que los olores exhalados por el hombre y la mujer excitan por igual a ambos sexos, despiertan el deseo y son un importante estímulo erótico.
Otro pilar importante del erotismo de toda pareja es el gusto. Y se despierta, no soólo del beso o del contacto de labios y de lengua, sino del sabor de la piel a lo largo de todo el cuerpo; hay muchas personas que sienten preferencia por saborear distintas zonas del cuerpo de su pareja.
El oído, aliado importante del erotismo, lo despiertan las palabras, la música, los gemidos y las expresiones cariñosas emitidas en la fusión de los cuerpos.
Y por supuesto, no olvidemos el tacto. Para la mayoría de personas, la experiencia del tacto, la percepción de las sensaciones de la piel al ser tocada, es la forma más sensual de estimulación erótica. Desde pequeños vamos formando el mapa de nuestro cuerpo dependiendo, sobre todo, del contacto que van teniendo sus distintas partes. La piel cuenta con una memoria de los contactos que ha establecido y de las caricias que ha recibido. Se trata de nuestra historia sensual: una especie de compendio afectivo. Nuestra mente va guardando un registro táctil de las personas que alguna vez nos mimaron, nos amaron y nos hicieron vibrar. Cuando una zona es estimulada, se despiertan esos recuerdos y asociaciones, que en ocasiones, pueden llevarnos a experiencias muy placenteras. A muchas parejas les vendría muy bien esta sugerencia: vivir su sensibilidad de vez en cuando a través del tacto, sin proponerse llegar al coito con penetración, ya que es una forma muy delicada de explorarse, de conocer lo que cada uno siente y lo que cada cual prefiere.
Cuánto más rica sea la exploración erótica, en el encuentro sexual de una pareja, avivando o re-avivando todos los sentidos, más amplio y rico será también el lenguaje del amor.
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