¿Por qué nos emborrachamos?
Existen registros de bebidas intencionalmente fermentadas desde el periodo Neolítico, hace 10,000 antes de Cristo. Desde entonces, el alcohol ha jugado un papel importante en la historia, particularmente en la religión y el culto. Pero, ¿exactamente cómo es que el alcohol logra embriagarnos y por qué provoca en nosotros tan singulares efectos secundarios?
Existen varios tipos de alcohol, sin embargo, el que usualmente se encuentra en las bebidas alcohólicas es el etanol. La molécula del etanol resulta idónea para embriagar a los seres humanos, ya que es muy pequeña y soluble tanto en agua como en grasa. Esto quiere decir que no sólo tiene un rápido acceso al torrente sanguíneo sino a las membranas celulares, distribuyéndose eficazmente en todas las partes del cuerpo.
Al beber alcohol, cierta cantidad pasa a través del estómago hacia el intestino delgado, donde es absorbido dentro de la sangre y llevado hacia el cerebro. Los científicos no han podido determinar con exactitud cómo es que el etanol logra todos sus efectos sobre el cerebro, aunque se han aceptado varias teorías.
Las reacciones alentadas, pérdida de memoria y dificultad para hablar que presentan los borrachos probablemente sean causadas por la adherencia del etanol a los receptores de glutamato en los circuitos neuronales del cerebro. Estos receptores, que normalmente reciben señales químicas de las neuronas, obtienen moléculas de etanol. Esto interrumpe el flujo de señales y ralentiza el funcionamiento cerebral.
El etanol también se adhiere a los receptores GABA (ácido gamma-aminobutírico), cuya función es ralentizar la actividad cerebral. A diferencia de los receptores de glutamato, los receptores GABA se vuelven más sensibles con el etanol, provocando que el cerebro reaccione aún más lento. No obstante, el alcohol no es merament depresivo, ya que tamién estimula la producción de dopamina y endorfinas, químicos que producen un sentimiento de placer.
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