La curiosa procedencia de la palabra ‘hígado’
Como bien sabemos, el hígado es una víscera que poseemos y que entre sus muchas e importantes funciones está la de eliminar de la sangre las impurezas y sustancias nocivas que puedan ser perjudiciales para nuestro organismo.
En su origen, los griegos llamaban a este órgano ‘hépar’ (de ahí provienen términos como ‘hepático’, ‘hepatitis’ o ‘heparina’); en la Antigua Roma lo llamaban ‘iecur’ y de alguno de estos dos términos debería haber evolucionado hasta nuestros días la palabra con la que referirnos a él, pero no fue así, ya que pudo más el nombre de una técnica gastronómica que el de la propia víscera. Esta es la curiosa procedencia:
Los antiguos romanos ya conocían el uso culinario del ‘foie’ y que tanta fama le ha dado a la gastronomía francesa. Ya por entonces tenían una técnica para conseguir un producto mucho más sabroso, siendo conocedores que para ello debían alimentar de un modo concreto a las ocas con el fin de que se les inflamase el hígado y así hacerlo más grande y exquisito. Lo que les daban de comer era nada más y nada menos que ‘higos’ (ficātum en latín), y sí, del nombre de este rico fruto se derivó el término con el que hoy llamamos comúnmente al hígado.
El proceso de engorde de las ocas y el resultado obtenido se llamaba ‘iecur ficātum’ (hígado alimentado con higos). Se hizo tan popular que incluso el famoso gastrónomo romano, del siglo I d.C., Marco Gavio Apicio utilizó esta técnica y habló de ella en algunos de sus escritos de la época, por lo que esta víscera comenzó a ser conocida como ficātum en lugar de iecur. Con los años y la evolución de la lengua el órgano acabó compartiendo nombre y etimología con el fruto de la higuera. Pero esto no es algo aislado que ha pasado únicamente con el español, ya que otras lenguas románicas también lo adoptaron: fetge (catalán), fégado/fígado (gallego), foie (francés), fegato (italiano), fígado (portugués).
Comments
Post a Comment