¿Por qué se te duermen los pies?
Imaginemos a un padre o madre dando un biberón a su hijo. Inevitablemente, el bebé se quedará dormido mientras come y el brazo sobre el que yace la cabeza del pequeño también se duerme. Muchos solemos pensar que esto se debe a que cuando presionamos las extremidades (como el brazo o el pie), evitamos que la sangre fluya hacia esa extremidad, creando una sensación de hormigueo y una incapacidad para mover esa parte del cuerpo durante un minuto.
Realmente, cuando ejercemos presión sobre cierta parte de nuestro cuerpo, estamos comprimiendo las vías nerviosas en el proceso. Cuando estas vías nerviosas no pueden transmitir mensajes del cerebro a determinadas partes del cuerpo, entonces esa parte del cuerpo se "duerme" porque no puede comunicarse con el órgano pensante.
Realmente, cuando ejercemos presión sobre cierta parte de nuestro cuerpo, estamos comprimiendo las vías nerviosas en el proceso. Cuando estas vías nerviosas no pueden transmitir mensajes del cerebro a determinadas partes del cuerpo, entonces esa parte del cuerpo se "duerme" porque no puede comunicarse con el órgano pensante.
Cuando liberamos esa presión, el miembro comienza a "despertarse". Este proceso generalmente viene acompañado de una sensación de hormigueo, que son los nervios de las extremidades que reactivan su comunicación con el cerebro. Una vez que se reanuda la comunicación normal entre el cerebro y esa parte del cuerpo, la sensación de hormigueo desaparece.
¿Solo es una molestia?
Esta sensación no es simplemente molesta. En realidad tiene un propósito muy importante: alertarte de que algo no está bien. Si tu pie se duerme durante 10 minutos, no hay problema. Pero si se interrumpe la comunicación con el cerebro desde una extremidad (y también la circulación sanguínea) durante un período prolongado de tiempo, podría causar un daño permanente en los nervios de esa extremidad.
¿Cuál es el término clínico para esta sensación?: Parestesia
La parestesia se describe generalmente como la sensación de "alfileres y agujas" que se produce cuando una extremidad se duerme. Aunque la mayoría de las veces es una condición transitoria, la parestesia también puede ser crónica, como resultado de una enfermedad desmielinizante (como la esclerosis múltiple, donde la vaina de mielina que rodea las fibras nerviosas en el sistema nervioso central se deteriora) o de neuropatía, donde están las neuronas. Este tipo de parestesia no se produce como resultado de una incómoda colocación de la extremidad, sino como resultado del problema subyacente.
Otras formas de parestesia
Si bien la forma más común de experimentar temporalmente la parestesia es cruzar las piernas o los brazos durante demasiado tiempo, hay otras formas de parestesia que pueden tener efectos a largo plazo y algunas son instantáneas.
A veces, es posible que el tejido aplique presión a nuestros nervios, como en el síndrome del túnel carpiano. Muchas personas que usan ordenadores con frecuencia sufren de este síndrome, que ocurre cuando los tendones inflamados aplican presión en la muñeca y causan la sensación de hormigueo en las manos.
Si bien el túnel carpiano puede durar meses o incluso años, algunas parestesias duran solo unos segundos. Uno común es cuando nos golpeamos el nervio cubital en el codo. El nervio va desde el hombro hasta el dedo meñique y anular, pero es especialmente sensible alrededor del codo porque no está protegido por la carne. Así que cuando nos golpeamos esa zona en concreto del codo, el nervio cubital envía una señal rápida a través del nervio (y vemos las estrellas).
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