Te sorprenderá conocer el origen de la palabra ladrón. Coloquialmente tenemos la cultura o tradición, de asociar conceptos positivos con palabras positivas, o asociar palabras despectivas con conductas reprochables, sin embargo, de vez en cuando nos encontramos con un caso –como este- en el que el significado de la palabra no era tan malo como su concepto actual; pero que con el transcurrir del tiempo y signados por las circunstancias tal vez, pasó a ser un vocablo para tildar a quienes incurren en algún delito.
Este singular término, famoso, popular, conocido y tradicional, surgió hace mucho tiempo atrás, y es de esos descubrimientos –por llamarlo de alguna manera- que nos hace impresionar acerca de la belleza y diversidad del idioma, además nos deja como moraleja que si eres acucioso, curioso o simplemente dedicado, puedes aprender cada día algo nuevo.
Esta palabra de uso común viene de latín ‘latronis’, cuyo significado estaba asociado a los soldados que realizaban labores de Escoltas del Emperador en la Antigua Roma, que eran conocidos como ‘latro’, ‘latronis’.
Estos guardias, también conocidos como mercenarios, generalmente eran los encargados -irónicamente- de custodiar alguna mercancía de valor.
Un poco de historia
La palabra ‘latro’ se deriva del verbo ‘latrocinare’ que significaba “servir en el ejército”, sin embargo, en contradicción con sus funciones, algunos de estos soldados tenían lo que se conoce como manos largas, guantes de seda o -en criollo- eran amigos de lo ajeno, y de vez en cuando robaban algunas de las mercancías o reliquias que vigilaban.
Años más tarde, con la desaparición del Imperio romano, la paga de los ‘latros’ o ‘latronis’, comenzó a demorarse, a reducirse, hasta el punto en que sencillamente no llegó más; lo que ocasionó que estos asalariados, quienes por su condición de soldados tenían el derecho a portar armas, se convirtieran en ladrones, estafadores, rateros, entre otros adjetivos similares, transformando el concepto antiguo de ladrón al que actualmente conocemos.
Es así como un vocablo que en sus orígenes era sinónimo de respeto, admiración, distinción y clase, entre la sociedad romana, se transformó, evolucionó –y no de manera muy positiva- en lo que hoy conocemos como una persona que hurta, roba, y en ocasiones se vale de su picardía para estafar y despojar de sus pertenencias a quienes no tienen la malicia o mecanismos de defensa para identificarlos con antelación, denigrando así, el concepto o significado original de esta palabra.
Comments
Post a Comment