El curioso e histórico origen del bidé
Todo parece indicar que el bidé moderno fue creado a finales del siglo XVII por fabricantes de muebles franceses, como receptáculo de agua destinado a que los jinetes se aliviasen tras una dolorosa jornada a caballo.
De ahí que la palabra bidé [bidet en su grafía en francés] signifique pony, en referencia a la postura que se adopta al sentarse (en francés antiguo, bider significaba trotar).
Otras fuentes apuntan a que se diseñó como utensilio de higiene íntima para las relaciones pre y postcoitales, y también como método anticonceptivo.
Según el escritor Néstor Luján, fue mencionado por primera vez en 1710 en Francia, cuando madame de Prie recibió en audiencia al marqués de Argenson sentada en su bidé.
En sus orígenes, el bidé estaba colocado sobre un caballete y se usaba en el dormitorio.
Se anuncia comercialmente en París a partir de 1739, y hacia 1770, cuando el mobiliario del baño empieza a adquirir cierta complejidad y la jofaina (precursora del lavabo) toma nuevas formas, el bidé ya aparece como un elemento más del baño.
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