Un puñado de curiosidades sobre la historia del orinal

                           

El orinal, ya prácticamente en desuso entre los adultos hoy en día, ha venido utilizándose desde la antigüedad, existiendo evidencias sobre su uso por parte de los guerreros de Xian en China y de los egipcios en la XIX dinastía.

A lo largo de los siglos ha ido cambiando de nombre (bacinilla, cuña, perico, dompedro, bacín … ), forma y materiales (cerámica, estaño, hierro, bronce, loza, plástico), llegando a convertirse en ocasiones en una verdadera obra de arte o elemento de ostentación por estar hecho de un material noble como la plata e incluso el oro, como es el caso del perteneciente al emperador Heliogabalo.

En la Roma clásica se fabricaban en bronce y se denominaba matula o matella formando parte del mobiliario. A partir del siglo XVII comenzaron a ser realizados en gres y porcelana.

Durante una época fue costumbre colocar un ojo pintado en el fondo del orinal, con la inscripción «¡Te veo!» o «¡Lo que he de ver!».

Tiene su origen en el vaciado de los orinales hacia la vía pública expresiones como ‘¡agua va!’ o ‘¡aguas!’ cuando en las casas no había un sistema de cañerías y el contenido de los orines era lanzado a la calle; muchas veces sin fijarse si pasaba por allí algún transeúnte. Teóricamente había que hacerlo a unas horas determinadas y avisar de lo que se iba a realizar (con el mencionado grito de ¡agua va!) pero no todo el mundo cumplía con este requisito. En la actualidad esta expresión se utiliza para avisar de que vamos a realizar una acción y así prevenir a los demás de sus posibles consecuencias. Del acto de avisar al lanzar a la calle los orines también se originó el gritar la palabra ‘¡agua!’ para avisar de la presencia de la policía, tal y como os expliqué tiempo atrás en otro post.

En Ciudad Rodrigo, en la provincia de Salamanca, se ubica el Museo del Orinal, que recoge aproximadamente unas 1.320 piezas procedentes de 27 países diferentes, fabricados con todo tipo de materiales como barro, hojalata, madera, cristal, oro o plata. El más antiguo de los ejemplares es un bacín islámico del siglo XIII hecho de barro y adornado con pinceladas de óxido de cobalto. El ejemplar más pequeño tiene el tamaño de un garbanzo y está hecho por un joyero suizo en platino y el más grande, de barro, mide 45 centímetros de altura y es originario de la misma Ciudad Rodrigo.






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