¿Quién inventó el vibrador?
Por curioso que suene, el vibrador llegó el mercado mucho antes que otros aparatos considerados hoy en día como esenciales, por ejemplo: nueve años antes del aspirador y diez años antes de la plancha eléctrica, de hecho fue el sexto aparato doméstico en ser electrificado. A finales del siglo XIX, los “tratamientos” con vibradores eran uno de los servicios más populares ofrecidos en los balnearios de lujo en Europa y Estados Unidos, pero ¿sabes cuál es el origen de este particular y polémico objeto? Aquí te contamos parte de su curiosa historia.
Su inventor
El médico británico Joseph Mortimer Granville es considerado el padre del vibrador por haber inventado el primer vibrador de baterías en la década de 1880. La meta era usarlo en el consultorio médico como una herramienta terapéutica para combatir lo que en la época victoriana se conocía como histeria femenina. Previamente, el tratamiento era que los médicos acariciaran manualmente a la paciente hasta que alcanzara el orgasmo, que en el contexto de la época se le denominaba «paroxismo histérico» al considerar el deseo sexual femenino reprimido como una enfermedad.
Su comercialización
La compañía estadounidense Hamilton Beach lanzó en 1902 el primer vibrador eléctrico para venta comercial. Muchas compañías diseñaron sus propios modelos y las diversas versiones se anunciaban prominentemente como máquinas de masaje antiestrés en revistas y catálogos de costura y modas. Una página del cátalogo Sears de electrodomésticos de 1918 incluye un vibrador portátil con accesorios, anunciado como “muy útil y satisfactorio para el uso casero”.
¿Modelos para hombres?
Aunque la mayoría de los vibradores estaban destinados a un público femenino, también se diseñaron algunos para uso masculino, incluyendo modelos en forma de cinturón, que se decía ayudaban a estimular la circulación, y vibradores internos para dar masaje y “descargar” la próstata.
El artículo que se convirtió en tabú
La imagen y reputación de los vibradores cambió completamente a mediados del siglo XX por dos razones. La primera fue que en 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría declaró oficialmente que la histeria femenina no era una enfermedad legítima, sino un mito anticuado. El segundo motivo fue que la popularidad del cine en general hizo que las películas pornográficas tuvieran más difusión, y varias de ellas mostraban actrices utilizando el vibrador como juguete sexual.
Los vibradores se vendían disfrazados de utensilios de terapia. Cuando salió a la luz que el tratamiento para la histeria femenina era básicamente una sesión de masturbación (ya que la enfermedad no existía), y el cine porno demostró los hechos en pantalla grande, la gente empezó a ver a los vibradores como objetos de perversión sexual. Esto causó que los vibradores desaparecieran de las revistas femeninas, catálogos y estantes de tiendas populares, como Sears Roebuck, donde se habían vendido por casi medio siglo.
En la actualidad el modo de compra más habitual es a través de los Sex shop.
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