Tratamientos médicos extraños

Quizás en un futuro las personas voltearán a ver nuestra época y pensarán que alguna de las prácticas médicas más comunes eran barbáricas. A continuación seis tratamientos médicos que alguna vez fueron populares y que ponían en riesgo la salud del paciente:


Enemas de humo de tabaco




En el siglo XVII y XVIII se pensaba que el humo del tabaco podía calentar un cuerpo casi muerto y reiniciar la respiración de éste. El tratamiento se popularizó y se utilizaba para tratar resfriados, dolores de cabeza, fiebre tifoidea, cólera e incluso la muerte. Se pensaba que al soplar humo de tabaco por el recto la nicotina estimularía al sistema del paciente, en 1811 descubrieron que le tratamiento tenía efectos secundarios tóxicos y dejaron de utilizarlo.




Mercurio




Utilizado como antiséptico y para tratar padecimientos de la piel, estuvo compuesto en productos cosméticos y soluciones salinas. Antes del la penicilina en 1940, también era utilizado para tratar la sífilis. Se prescribían ungüentos y pastillas con mercurio. Posteriormente descubrieron que los compuestos de mercurio traían problemas que iban desde la pérdida de dientes, a daños en los órganos hasta la muerte.




Agua radiactiva




A comienzos de 1900, la comunidad médica consideraba que el agua radiactiva podía curar enfermedades mentales y prevenir el envejecimiento gracias a su habilidad para estimular la actividad celular. Incluso pensaban que era un tratamiento efectivo contra la diarrea y la malaria. Al popularizarse el radio comenzó a aparecer en productos como chocolates, pasta de dientes, supositorios y más.




Sangría 




El auge de esta práctica fue a finales del siglo XVIII e incios del siglo XIX, se tenía la creencia de que sangrar al paciente liberaría a su cuerpo de espíritus malignos, también se utilizó para tratar una amplia variedad de padecimientos, desde una hemorragia nasal hasta neumonía.

También era una terapia clave en la teoría de los cuatro humores (colérico, melancólico, sanguíneo y flemático), esta teoría mantiene que el cuerpo humano está compuesto de cuatro sustancias básicas, llamadas humores (líquidos), cuyo equilibrio indica el estado de salud de la persona. Así, todas las enfermedades y discapacidades resultarían de un exceso o un déficit de alguno de estos cuatro humores. Estos fueron identificados como bilis negra, bilis, flema y sangre, de modo que la sangría mantenía el balance de los humores.



Trepanación




Perforar un agujero en el cráneo del paciente, sin anestesia, es una de las prácticas medicinales más antiguas, data del mesolítico (10,000 a.C.).  Las curas medicinales arcaicas tendían al misticismos y los rituales más que a lo científico y la técnica de trepanar comenzó de ésta manera, se pensaba que el agujero permitiría a los espíritus malvados salir del cuerpo del paciente.





Canibalismo



La medicina de cadáveres solía existir, práctica en la que se creía que consumir una parte del cuerpo de una persona ya fallecida podría ayuar a remediar ciertos padecimientos, por ejemplo, soluciones de cráneo en polvo para dolores de cabeza o untarse grasa corporal para aliviar el dolor muscular. Esta prácticas eran comunes durante los siglos XVI y XVII, sin embargo datan de mucho antes. Existen registro de los egipcios en donde consumían polvo de momias y de los romanos, quienes bebían sangre de gladiador para absorber su vitalidad y fortaleza.

Órganos humanos, grasa, huesos y restos momificados eran considerados mágicos y en la antigüedad fueron utilizado remedios que incluían el canibalismo  hasta el siglo XVIII. La idea general detrás de esta práctica es que el paciente que recibe el tratamiento se beneficiaría del alma y el espíritu del donante y su energía curativa.

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