Historia de las notas musicales

 


Si te gusta la música, alguna vez te habrás preguntado cuál es el origen de las notas musicales. Do, re, mi, fa, sol, la, si, son 7 símbolos que te hacen disfrutar de bellas melodías.

Origen de las notas musicales

Las notas musicales más antiguas de que tenemos noticia proceden de la India y corresponde a ciertos himnos védicos de hacia el año 700 a.C. Se trataba de un sistema minucioso y complejo que comprendía algo más de trescientos símbolos musicales basados en el alfabeto indio, representando cada uno de ellos una serie de notas.

Así por ejemplo, el signo llamado “cha” indicaba al cantor que debía cantar tres notas en escala descendente rápida. El cantante debía memorizar cientos de posibilidades de desarrollo fónico, a diferencia de la gran simplificación que la notación musical actual supone, en el que cada nota puede representar un sonido, su tono y duración.

Siglos después, hacia el 400 a.C., los griegos empleaban un tipo de notas musicales con letras para identificar sonidos: se trataba de puntos y líneas que indicaban el ritmo, el movimiento de la pieza musical y la naturaleza de los sonidos.

Sin embargo, aquellos conocimientos, que pudieron habernos permitido saber cómo sonaban los cantos antiguos, se perdieron tras la caída del Imperio Romano y el inicio de la Edad Media

Así, en el siglo VII, san Isidoro de Sevilla hace el siguiente comentario en sus Etimologías: “Si la música no queda retenida por la memoria del hombre, se pierde irremediablemente, ya que no es posible escribirla”.

En torno al año 800 surgió en Europa la idea de indicar o señalar los movimientos de una melodía y se creó un sistema de signos ascendentes y descendentes. Se emplearon una serie de acentos sobre las palabras o letra del cantable, del canto llano, para que sirvieran de recordatorio y aviso a los monjes cantores.

Quién inventó las notas musicales

En el siglo XI, el benedictino italiano Guido d’Arezzo perfeccionó un sistema de notación musical basado en el tetragrama de cuatro líneas horizontales sobre las que marcaba las notas, aunque no el compás ni el ritmo.

También creó la idea de clave empleando distintos colores para distintos símbolos. Era el paso definitivo para la notación musical actual. Las notas musicales se denotaban mediante letras: quince en total. Un sistema de pneumae o símbolos taquigráficos sobre las palabras del texto a cantar indicaba el tono en el que debía hacerse:

  • Un punto indicaba una nota corta.
  • Una línea ondulada representaba un grupo de dos o más notas.
  • La altura de la nota se indicaba apartándola más o menos del texto.

Guido d’Arezzo introdujo también un sistema de líneas paralelas al texto para representar ciertas notas, de modo que el intervalo entre el texto y las líneas fuera más fácilmente discernible. En su tiempo música, magia y matemáticas participaban de una naturaleza común.


También se debe a este genial monje el nombre de las notas, la “solmización”, llamando uta la nota inicial “do”; el resto de las notas eran las sílabas iniciales de una antífona latina dedicada a san Juan: Ut queant laxis resonare fibris, mira gestorum famuli tuorum solve polluti labii reatum, S(anct) J(ohannes), (“Para que puedan sonar de manera relajada nuestras cuerdas vocales, mira a tus siervos y disuelve los pólipos abriendo los labios, oh, San Juan”). Las iniciales del santo, SJ, dieron lugar a la séptima nota: sí.

Evolución de las notas musicales

Hacia el año 1200 Franco de Colonia (conocido también como Franco Teutonicus) añadió la notación alusiva al ritmo, al tiempo musical, de lo que habló en su libro Arte de la música mensurable.

Donde distinguía cuatro longitudes de notas: semibreve, mínima, negra y corchea. Acababa de nacer la base de nuestro sistema de notas musicales actual. El sistema moderno de notación o escritura musical, con sus claves, notas y pentagramas data de principios del siglo XVII.


En el XIX, el sacerdote y músico inglés John Curwen, que enseñaba canto, desarrolló con ayuda de una dama llamada S.A.Glover la notación actual. Instituyendo el sistema tónico: “do, re, mi, fa, sol, la, sí”, facilitando de ese modo el estudio del solfeo y la lectura de la música a primera vista.

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