El mito del 10% en el uso del cerebro
El mito de que sólo utilizamos un 10% de nuestro cerebro fue obra de un famoso escritor de libros de auto-ayuda llamado Dale Carneige, cuando citó en «Cómo ganar amigos e influir sobre las personas» y de manera errónea una frase del filósofo y psicólogo norteamericano William James, quien afirmaba en su libro «Las energías de los hombres» que simplemente que «utilizamos una pequeña parte de nuestros recursos mentales», sin dar una cifra o porcentaje concreto.
Aunque ambas afirmaciones puedan parecer equivalentes existe un hecho probado que las distingue, y es que el cerebro al completo es necesario para tener una vida normal, como demuestran las consecuencias de cualquier lesión cerebral por pequeño que sea el daño, mientras que el potencial hace alusión a nuestra capacidad para aprender y razonar.
Como resulta evidente, la premisa de que podríamos ser un 90% más inteligentes, mentalmente ágiles o creativos resulta realmente irresistible, pero se da de frente con la realidad de los hechos. Podemos poner como ejemplo las resonancias magnéticas con las que se mide la actividad cerebral mientras realizamos cualquier acción, y nos encontramos con que para abrir y cerrar la mano ya estamos poniendo en funcionamiento más de un 10% del cerebro.
Si fuese cierto que sólo podemos usar un 10% cualquier combinación de acciones y pensamientos debería sobrepasar nuestra «capacidad», como por ejemplo andar y mantener una conversación por teléfono (algo muy habitual hoy en día).
Una explicación mucho más empírica sobre este mito sobre el cerebro es que un 90% de las células cerebrales son «gliales» (neuroglias), son células de apoyo (tanto a nivel electro-químico como alimenticio), mientras que el restante 10% son las que funcionan y hacen posible nuestro proceso consciente (pensar, recordar, proyectar…). Esto no significa en ningún caso que podamos usar las células gliales como neuronas, como tampoco hay forma de aumentar el número de neuronas sin provocar un grave desequilibrio en el cerebro.
Es cierto que podemos ser más inteligentes, más razonables, más ágiles con las matemáticas o más creativos, pero a base de sano esfuerzo y aprendizaje.
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